Obesidad Infantil: Enfrentar vs Evadir

OBESIDAD INFANTIL = ENFRENTAR vs EVADIR.

Obesidad y sobrepeso, los ignoramos pero tal vez puede ser un problema dentro de nuestra casa con las personas más importantes para nosotros, nuestros hijos.

México es el primer lugar en obesidad infantil en el mundo, para darnos una idea, según la Encuesta Nacional de Salud 2012, el 34.4% de niños entre 5 a 11 años tiene sobrepeso u obesidad. Estas cifras no se pueden dejar pasar por alto, es por eso que debemos hacer consciencia y ser honestos para detectar si alguno de nuestros hijos padece esta enfermedad, y si es el caso, es necesario consultar a un especialista. El tratamiento es multidisciplinario, lo que supone que se trate entre varios especialistas de la salud, como son endocrinólogo, nutriólogo y psicólogo.

La proporción del peso según la estatura es un elemento que debemos considerar para evaluar el crecimiento y darnos cuenta si nuestro hijo esta sano.

El peso de un niño aumenta en promedio de 2 a 3 kg al año, hasta los 9 o 10 años de edad, se tomará nota mes con mes, y al año ver cuantos kilos ha aumentado. En cuanto a la estatura, crecen en promedio de 6 a 8 cm por año desde los dos años de edad hasta la pubertad.

Es importante que no subestimemos el peso de los hijos y pensar que si están “llenitos” están sanos y bonitos. No debe existir acumulación de grasa en el pecho, tórax o abdomen de nuestros hijos. Sin embargo, es normal que se les noten las costillas.

¿Qué es el sobrepeso y la obesidad infantil?

Se entiende como sobrepeso cuando el peso es mayor que el estándar para la altura del niño. Cabe aclarar que el peso de tu hijo está relacionado con su estatura, ya que van de la mano en la etapa del crecimiento latente.

En cambio la obesidad se define como la acumulación excesiva de grasa en el cuerpo. Esto ocurre cuando el peso del niño está por arriba del 20% del peso ideal para la edad, talla y sexo.

Algunos de los factores asociados al sobrepeso y obesidad son: exposición de grandes porciones de alimentos, dietas altas en grasa y azúcares, malos hábitos de alimentación en la familia, padres obesos, nula actividad física, hábitos sedentarios.

¿Cuáles son las consecuencias de padecer obesidad infantil?

La consecuencias de padecer obesidad son muchas, recordemos que el niño está en una etapa de crecimiento en diferentes ámbitos como el emocional, social y físico. Algunas consecuencias que debemos considerar son:

Consecuencias físicas:

Diabetes tipo 2; la obesidad aumenta la probabilidad de que los niños padezcan esta condición afectando la forma en el que se metaboliza la glucosa.
Síndrome metabólico; es una serie de condiciones que pone en riesgo la salud del corazón del niño como puede ser, aumento en la presión arterial, altos niveles de colesterol, altos niveles de azúcar en la sangre, triglicéridos altos.
Asma y problemas de respiración; el sobrepeso puede provocar problemas en los pulmones de los niños.
Desórdenes de sueño; debido a que presenta dificultad al respirar, se puede tener períodos muy cortos sin respirar, interrumpiendo el sueño normal de tus hijos.
Hígado graso; empieza a causar daño al hígado debido a las dietas altas en grasas y azúcares, y se puede agravar en edad adulta.
Menarca temprana; debido al desequilibrio hormonal que existe, causando una temprana aparición de la pubertad.
Problemas de dislocación en los huesos.

Consecuencias emocionales y sociales:

Baja autoestima y bullying; discriminación y burlas de los compañeros.
Problemas de aprendizaje y comportamiento; diversos estudios demuestran que los niños con obesidad tienen problemas para poder interactuar con los demás y desarrollan ansiedad que comúnmente satisfacen con alimentos.
Limitaciones físicas; que impiden que practiquen deportes y actividades físicas.
Depresión; los niños deprimidos, por lo general duermen más de lo normal, no tienen interés por actividades acordes a su edad y suelen llorar más. Si detectas alguna de éstas actitudes es urgente llevar a tu hijo con un especialista.

¿Cómo saber si mi hijo tiene sobrepeso u obesidad?

Para una evaluación completa del estado nutricional de tus hijos, es recomendable que acudas con un pediatra o nutriólogo para un diagnóstico específico. Existen 3 puntos importantes para la evaluación del menor: peso, estatura e IMC (Índice de masa corporal).

Una vez que conozcas el peso y la talla de tu hijo se debe de sacar el IMC (para mayores de 2 años), utilizando la siguiente fórmula:

peso en kg ÷ estatura en metros elevada al cuadrado (kg/m2).

El resultado deberá revisarse en unas tablas específicas que existen para evaluar el estado nutricional de los niños, dichas tablas fueron creadas por el Centro para el control y prevención de enfermedades en Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) para registrar el crecimiento específico por sexo y edad de los niños. Los posibles resultados son lo siguientes:

Normal: cuando el valor del IMC va del percentil 5 al 95 para la edad y sexo.
Sobrepeso: Cuando el valor del IMC es igual o superior al percentil 85 al 95 para la edad y sexo.
Obesidad: Cuando el valor del IMC es igual o superior al percentil 95 para la edad y sexo.

Para tener acceso a estas tablas puedes visitar las siguientes páginas.

http://www.cdc.gov/growthcharts/data/spanishpdf95/co06l023.pdf

http://www.cdc.gov/growthcharts/data/spanishpdf97/co06l032.pdf

¿Qué pasa si mi hijo tiene sobrepeso u obesidad?

Primero, ¡que no cunda el pánico! Recuerda que aún estas a tiempo que tu hijo baje de peso llegando a su peso ideal saludable con el fin de prevenir una enfermedad crónico degenerativa (como la antes mencionadas) en edad temprana o adulta y se ponga en riesgo su salud.

Es muy importante que si ya detectamos un problema de obesidad y sobrepeso no lo ignoremos.
El segundo paso después de la aceptación es ir con los especialistas. Recuerda que el tratamiento tiene que ser multidisciplinario para tratar el problema desde la raíz, ya que en ocasiones puede ser consecuencia de problemas emocionales o genéticos.
Muchas veces para que el tratamiento de los niños sea exitoso, se debe de involucrar a todos los miembros de la familia para que juntos cambien hábitos y se apoyen mutuamente.
El objetivo principal del tratamiento nutricional es ayudar a que el niño aprenda y regule su balance energético mediante las señales de hambre y saciedad, creando y reforzando la confianza en él mismo.
No debe haber ninguna restricción calórica agresiva para el tratamiento nutricio del niño con obesidad, ya que corre el riesgo de detener o entorpecer su crecimiento y desarrollo.
La meta del tratamiento nutricional, es mantener el peso del niño o evitar que siga aumentando.
Para que el tratamiento funcione, la dieta se debe complementar con alguna actividad física de 60 minutos diarios involucrando actividades aeróbicas.

Modificando hábitos en los niños y familia:

Los niños de 1 a 3 años de edad necesitan en promedio 1200 kcal diarias, mientras que los niños de 4 a 6 años de edad requieren en promedio 1500 kcal diarias, los niños mayores a 6 años necesitan en promedio de 1,500 a 1,800 kcal para cubrir con sus necesidades energéticas.

No obligues a que tu hijo se coma todo lo que está en el plato, muchas veces subestimamos lo que realmente necesitan comer y los obligamos a que coman de mas, haciendo que ignoren su señal de saciedad.
No castigar ni premiar a nuestros hijos con los alimentos.
Evitar golosinas, dulces y chatarra ya que su contenido energético es alto y no aportan ningún beneficio nutricional.
Ningún alimento es malo ni bueno, hay que variar la dieta de nuestros hijos.
Hay que introducir los nuevos alimentos de manera creativa y de forma que les guste para que los acepten; ejemplo, las verduras que no sean cocidas, mejor prepáralas como snacks.
Involucra a tu hijo en la preparación de los alimentos.
Checa que tengas alimentos saludables en la alacena, evita comprar pastelitos, galletas, pan dulce para que los niños no se sientan atraídos.
Trata de tener un bowl con fruta a su disposición para que cuando se le antoje algo dulce, la fruta sea su opción.
Si tienes hijos pequeños evita darles jugos, ya sean naturales o comprados; ya que están desarrollando sus papilas gustativas y se acostumbraran a los líquidos con alto contenido en azúcar.
Evita que tus hijos pasen 2 horas o más frente al televisor, computadora o tableta; mejor motívalos a ir a clases extracurriculares con alguna actividad física.
A la hora de la comida divide el plato de la siguiente manera: la mitad del plato debe contener verduras, sólo un cuarto del plato una porción de carne magra (pollo, pescado, carne de res) y el otro cuarto del plato deberá ser de algún tipo de cereal de preferencia integral (arroz, tortilla, pasta, ½ pan).
Es muy importante hacer 3 comidas fuertes al día con dos colaciones, que deberán ser preferentemente verduras o frutas.

¡Incluye a toda la familia en este cambio de hábitos!

Te damos un ejemplo de un menú para que lo sigas, te servirá de referencia:

Desayuno:

1 taza de fresas picadas o enteras y una cdita de lechera.
1 quesadilla de maíz con queso panela.

Lunch:

1 naranja en gajos.
1 sandwich de jamón de pavo (bajo en sodio) con espinaca y jitomate.
500 ml de agua simple.

Comida:

1 plato de sopa de verduras.
1 pechuga de pollo del tamaño de la palma de su mano o ½ pechuga.
La mitad del plato de nopales cocidos o calabacitas cocidas.
2 vasos de agua de sandía sin azúcar, solo es con poca sandía para darle sabor al agua.

Colación vespertina: